9/5/13

Introspección

Lo único que mantiene mis pies sobre esta tierra es la horrible sensación de vértigo que siento cuando intento elevarme más de 7cm del suelo ¿ o es el miedo de llegar tan lejos que pueda ver mi reflejo a cientos de metros de donde empezó todo? Pues cómo saberlo si no lo intento. Entonces comienzo imaginando cómo sería el salto, ese trayecto que hace que mi cuerpo se impulse hacia lo alto. En ese momento, en el que siento ese impulso generando un efecto y sensaciones de querer volar es que comienzo a recordar. Recordar ese punto en el que me detuve por un instante a observarme y mirar si dentro de mis ojos seguían las mil preguntas que mi cabeza almacena como una computadora. De momento no consigues identificarte con esos pensamientos, que los ves como absurdos y luego se empiezan a hacer carne en tu vida. Personalmente no me fascina la idea de no saber reconocer los sentimientos, peor aún, no saber cómo sentirte ni cómo manejarte en esas condiciones. Lo medito y luego respiro. Como si cada vez que exhalara mis ideas se fueran junto al aliento. Esto me brinda un espacio de calma en toda esa compresión que genera ese mundo alocado de ideas en mi. Y justo cuando todavía no he identificado el origen de mi estado, entonces, se generan nuevos conflictos. Atractivos a la vista de los desconocidos. Y en ese clic empieza todo. Dejo de ser una extraña en mi propio cuerpo y encamino mis fuerzas en lograr un poco más de altura.Comienzo haciendo una evaluación microscópica de mi vida y empiezo a sobrevolar entre aquellas ideas que me llevaron a actuar de cierta manera. Entonces pienso, que es difícil no sentir miedo del daño hacia ti y hacia aquellas personas que están en tu vida. Pero lo importante no está en aquellas cosas que hiciste mal sino en encontrar ese impulso hacia arriba que te lleve a ese lugar lleno de soluciones y alternativas.Para entonces, encontrar una vista de mi misma un tanto optimista y lejos de lo cotidiano. Pero ¿cómo lograr ese cambio? Pues solo hace falta una chispa de entusiasmo y reconocimiento! Con decir esto ¿encontraré lo que necesito? ¿Cómo es que me tomé el atrevimiento de mover esos pensamientos hacia una dirección lejos de mi?. Justamente, a esto podría llamarle cambio. Entonces está en mis manos reconocerme a mi misma, reconocer todas aquellas cosas que hice de la mejor manera; los éxitos, las fallas, el aprendizaje continuo, cambiante y oscilante; todo aquello que me lleva a éste día, todo se resume a un día; hoy. Pienso en la vida, como un reloj, colgado en la pared, esperando a iniciar el trayecto, esos 60 minutos de oscilación continua, sin pausas, totalmente predecible. El eje es mi centro, ahí estoy, yo soy las manecillas, decido cuándo continuar, cuántos pasos debo caminar y decido el momento exacto en que quiero detenerme o retroceder. Pero la vida no va en un solo sentido, podría elegir el camino esperado por todos o el menos conocido, el impredecible al momento en que abres tus ojos y la luz te impide ver con claridad,en ese único momento; en el que apenas despiertas y te das cuenta que el día puede transcurrir de cualquier modo. Entonces los años se vuelven sólo números y lo más importante son las cosas que haces. Cuántos momentos compartidos llenas en todo su recorrido, cuántas veces más reirás por tonterías, cuántas veces fuiste testigo de la vida de una persona y si los logros fueron dedicados a alguien que admiras, o si disfrutaste del amor, de caminar tomando de su mano, incluso si lloraste sin parar. Pensar que la vida está colgada en la pared, está transcurriendo, sin marcha atrás. El salto a la vida es necesario. Decidir hoy es lo más importante, sin importar los retrasos; de otra forma no sería tan interesante. Acepta los retos, Acepta la vida, que es hoy.